Brujas se robó mi corazón tan pronto me bajé del tren. Había visto miles de fotos con la particular arquitectura de las casas, que le dan a la ciudad ese conocido aire mediaval, pero de los molinos de brujas no tenía ni idea.
En mi segundo día en la ciudad, tomé por la mañana el free walking tour de Civitatis, con el que aprendí un montón de cosas que no sabía y conocí rincones que por mi cuenta no hubiera encontrado (muy recomendado). Al terminar el tour la guía dijo “si les queda un tiempo no dejen de visitar los molinos, no se van a arrepentir” y me picó el bichito por ir a ver de qué hablaba.
La instrucción, o al menos lo que alcancé a retener fue “caminen por la calle larga atrás del ayuntamiento”. Bueno la calle atrás del ayuntamiento se llama Hoogstrat, para llegar a los molinos, que se encuentran en Kruisport deberás caminar por esta calle, que empieza aquí por lo que no podrás equivocarte.
Te irás perdiendo en línea recta entre hermosas casas típicas con sus puertas y techos escalonados de colores, entre el dulce aroma de los waffles y el sonido de las bicicletas.

Las casitas y su increíble estética camino a los molinos de Brujas
Llegarás a un puente por el que cruzarás un pequeño canal y debes seguir siempre el línea recta, al cruzar, la calle se convertirá en Langestraat, ¡exacto! “la calle larga”, en total caminarás unos 20 minutos.
Brujas fue una ciudad amurallada en el medioevo y aún es posible encontrar indicios de aquello si te vas a la periferia de su centro histórico. De hecho al final de Langestraat y cuando ya perdía la esperanza de encontrar ningún molino, apareció Kruispoort, la «puerta de Santa Cruz», una de estas puertas, increíblemente bien conservada, por donde pasan hoy por hoy vehículos y que data del 1400.
Empezaba a atardecer, me giré desde la puerta y hacia el norte vi el primer molino, levantándose como un gigante, en una pradera perfectamente verde y con un camino de adoquines conduciendo hacia él y morí de amor en el acto.

Imponente apareció en ese manto de pasto verde
Empecé a caminar con el corazón acelerado, como cuando pasa algo que te toma por sorpresa y te deja en estado de alerta, queriendo absorber hasta el detalle más pequeño con todos mis sentidos. El molino era hermoso, se notaba restaurado pero estaba totalmente abierto. Esta zona de Brujas no es tan visitada y por tanto sólo había algunos lugareños disfrutando el atardecer en los prados o trotando por el parque.
Le di la vuelta al molino para mirarlo de todos los ángulos, era el Koelwimolen. Cuando me cansé de sacarle fotos, embobada, me di cuenta que unos 100 metros más adelante se encontraba otro que parecía ser mucho más antiguo.
Ese otro era, en efecto, el más antiguo de todos y el único que se mantiene en su lugar original, los otros fueron traídos de distintas partes de la ciudad y restaurados. Este es posible visitarlo en 2 horarios durante el día para conocerlo por dentro, de 09:30 a 12:30 y 13:30 a 17:00. La entrada cuesta 2 euros por persona. De esto me enteré después, puesto que llegué al lugar después de las 5. Este molino está cercado con rejas para protegerlo.

El más antiguo de todos, el de Sint Janshuis, que data del siglo XVIII
Si no quieres caminar te cuento que desde el centro puedes tomar el autobus número 16 que te dejará en Kruispoort o bien puedes hacer el trayecto en bicicleta.
Si visitan la ciudad no dejen de visitar los molinos de Brujas, se van a llevar una sorpresa y es un lugar que pueden visitar sin gastar un peso, sólo unos 40 minutos de caminata total (ida y vuelta) y les aseguro que terminarán de perder la cabeza por Brujas como me pasó a mi. Si piensas continuar tu viaje por Bélgica no te pierdas estos datos para visitar Bruselas en 2 días ¿ya los conoces? cuéntame tus impresiones!
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